miércoles, 15 de marzo de 2017

Clase-terapia


Sí, clase-terapia, no arte-terapia.
El pasado lunes 6 llegué a clase hecha polvo. No terminaba de irse un tremendo dolor de cabeza, me dolía también la garganta y me estaba empezando a moquear la nariz no hacía mucho.
El domingo había pasado un choque emocional y se habían sucedido las cosas como lo relatan los expertos en neuroemoción: choque emocional inesperado, imposibilidad de comunicarse y ser comprendido, incapacidad de encontrar una forma de evacuar el dolor.
Lo cierto es que me puse a llorar, pero aunque sé que generalmente si no me permito "llorarlo todo" acabo moqueando, decidí hasta dónde era prudente llorar para no tener los ojos destrozados el lunes. La cosa es que pasé una noche terrible de insomnio y a la mañana el dolor de cabeza era infernal, no soportaba la luz.
Enseguida me di cuenta del origen emocional de todo. Comprendí, que en vez de seguir revisando una tesis y luego trabajando con los blogs de educación artística, tendría que haberme puesto a dibujar, pero no lo había hecho.
Llegué a la universidad arrastrándome.
Asistí a una tutoría con tres estudiantes de prácticas, estaba con la cabeza como un bombo y eso que me había dopado, pero sorpresivamente, según la reunión avanzaba me fui sintiendo mejor. 
Cuando un poquito después empecé la clase de educación artística y me dieron el uniforme del día mis estudiantes, estaba helada y cada vez esa especie de costipado alérgico me invadía más.
Me puse el traje con dudas porque pensé que igual cogería más frío (esa educación recibida como si el frío fuera algo solo externo). La cosa que me vistieron de galleta, de mandala, porque íbamos a hacer un taller de mandalas con obleas y chocolate.
Fue mágico, estuve hablándoles del sentido sanador del mandala mientras yo misma estaba vestida con uno. Y les conté las teorías junguianas a partir del hermoso libro de Jung con prólogo de Wilheim  El secreto de la flor de oro y luego el concepto del ser interno y el niño herido de Krishnananda, que me parece realmente muy verdadero y una gran oportunidad a aplicar en nuestras vidas.
Se me quitó el frío muy pronto, salimos a hacer mandalas con corros en el patio y yo iba con mi traje de galleta, ningún frío, escuché a alguna estudiante diciendo que se ponía el abrigo para no "enfriarse" y me sentí identificada, con mi historia, cuando era niña y mis tías me ponían el agobiante verdugo "no te vayas a enfriar" y yo con la garganta encogida.
Los corros de la patata que terminaron siendo tres y emulando el concepto de las capas del ser de Krishnananda preciosos.
Y terminé el día sin ápice de enfermedad, llegué a casa y estaba incluso no demasiado cansada y sin ningún síntoma.
Gracias queridas estudiantes porque me habéis curado. La clase del lunes fue: Clase-terapia.

lunes, 13 de marzo de 2017

La clase de maestra que soy

Un rincón en mi casa onírica, la habitación onírica, en esa estantería hay cuentos de hadas

Soy mujer y soy artista, mi trabajo como maestra es un trabajo de creación y aprendizaje. 
Vivo cada clase como una aventura, el asunto me acompaña y sigue conmigo los otros días aunque no tengamos clase, porque sigo incubando.
No siempre me siento igual, mis emociones afectan a la clase. También doy importancia a las emociones de mis estudiantes. 
Procuro aprender de mis errores. 
Me divierto en este trabajo y comparto mi proceso creador como artista, porque aunque no esté siempre relacionado con lo que hago como maestra, yo soy la misma y además soy maestra de educación artística, así que mi práctica como artista me parece algo a compartir con mis estudiantes.
Empecé a trabajar en 1999 en la Universidad Autónoma. 
La universidad española te lleva a una inercia de no moverte de tu centro, porque cuando sacas "la plaza" después de muchos años de penalidades académicas (que no con los estudiantes que ese es un camino de vocación y de aprendizaje en otro sentido) el puesto lleva en sí el ancla permanente.
Pero yo soy viajera y me siento extranjera en todas partes.
Desde hace un tiempo aprecio y cultivo sentir que mi casa está donde yo me encuentro. 
Aunque por otra parte me gusta vivir en Madrid y en mi casa onírica.
Y es verdad que trabajo sobre todo en ella. Aquí dibujo, pinto, creo, invento, escribo, os leo.
En la universidad son reuniones, gestiones y las clases, que para mi son como os he dicho creación también.
Esta es la clase de maestra que yo soy y que este año vestís cada lunes. 
Una maestra que muchas veces sueña con vosotros mis estudiantes.

jueves, 23 de febrero de 2017

Conexión interior gracias a los sueños, escritos e imágenes

El trabajo con los sueños es un ejercicio de conexión interna. A través de la escucha de nuestros sueños ponemos atención a lo que pasa adentro, y a lo que pasa afuera. La realidad comienza a tener un tono diferente y la rutina de estar atentos a los sueños nos transforma, nos hace más despiertos a detalles pequeños y a detalles profundos.
Observamos que lo que ocurre en nuestras noches y estados de sueño, no es tan diferente de lo que ocurre durante el día. Todo habla de nosotros. Aprendemos que estar atentos significa también permitirnos en un momento tenernos compasión a nosotros y a los demás, porque no somos perfectos, porque se nos escapan muchas cosas.
Nuestras vidas a veces atraviesan momentos complicados, otras veces están en cierta calma, en general vivimos en un contexto afortunado, sin guerras ni deportaciones, ni hambrunas. Aunque hay violencia, y hay pobreza, y en general estamos rodeados de sufrimiento. 
En un momento nos damos cuenta que el sufrimiento está en nuestras mentes, que el pensamiento es el que nos lleva por discursos y vericuetos que generan dolor.
Que somos reactivos a lo que ocurre fuera. Que no somos libres de nosotros mismos.
Que somos estudiantes de primer año casi durante toda nuestra vida, mientras parece que el tiempo se va muy deprisa.
La semana pasada estuvimos hablando de la sombra psíquica, según los presupuestos del psicoanálisis analítico y con la intención de llevarlo a la experiencia de nuestras vidas, para que nos ayude a vivir.
La integración de la sombra es uno de los retos más difíciles. Porque la sombra justamente es la gran negada, todo lo que la rodea está transido de dolor y de ocultamiento.
Si lo que pasa por la noche y lo que pasa por el día es lo mismo, si el inconsciente está siempre al mando, si mi pensamiento es el que me hace sufrir... ¿ y si pudiera aplacarlo? si construyera otra realidad mis sueños cambiarían y mi vida también. Otra realidad interna sería posible, y con ella otra externa también.
Y, cómo trabajo ese sueño, ¿por dónde empiezo?
Como dice el psicólogo cognitivo Jacques Montangero, podemos de partida comenzar por describir el sueño con el mayor número de detalles posible, para luego buscar todos los recuerdos que podamos y tratar en una siguiente fase de dar un sentido al sueño en paralelo a nuestra vida, traduciendo las metáforas y símbolos en frases próximas, en sentidos que se acerquen al vivir. Todo esto lo haremos utilizando el pensamiento convergente, analítico.
Pero también podemos dejar que fluyan imágenes, dibujar, hacer collage, escritura automática, en torno al sueño, y de esta forma se abrirán otras vías a la conexión interna, porque estaremos utilizando el pensamiento divergente, aquel que abraza la creatividad y procura caminos nuevos.
Y cuanta más conciencia pongamos a todo ello, mayor transformación será posible, y los sueños tremebundos como los peores pensamientos podrán ser evacuados o convertidos en algo hermoso.
Ojalá que nos tengamos mucha paciencia para que nuestras vidas se iluminen y con ellas lo que nos rodea también.

jueves, 16 de febrero de 2017

Arquetipos culturales y sueños

Uno de mis grupos encarnando arquetipos culturales
Cuando este curso comenté la importancia que el mundo onírico tiene para mi, y el trabajo que en este sentido llevo desarrollando, encontré un interés que hacía mucho que no veía de una forma tan colectiva en un grupo de alumnos (siempre hay algún estudiante interesado individualmente claro está). Así que hemos iniciado una andadura en este sentido, en torno al autoconocimiento y el desarrollo de la creatividad a través de los sueños. Y vamos desarrollándolo de una forma muy fluída y según van pasando las cosas en clase.
La cuestión es que el día 13 y durante el taller de pelos, uno de los grupos se caracterizó en diferentes personajes de película. Me pareció interesante en general la diversidad, porque al sugerir el taller de pelos no di instrucciones de uso, se trataba de experimentar y así ocurrió, con lo cual cada grupo encontró una forma de proceder, experimentar y realizarlo muy diferente. 
Entonces el grupo que mutó a personajes, verdaderamente encarnaban arquetipos culturales, es decir, modelos humanos. Cada uno de ellos significan en sí una serie de valores y de destinos vitales muy particulares y en los que lo bueno y lo malo tienen su espacio, porque los arquetipos culturales se encuentran inscritos en la cultura y la cultura modela y diferencia y califica, señalando lo que para ella es correcto y lo que no. Me sorprendió que fluyeran en este sentido, es decir, partiendo de un peinado que significa una identidad.
En su forma más universal el cabello sería un símbolo que encarna en cada espacio cultural un arquetipo universal "El pelo, la cabellera" que concierne a lo humano. No es ni bueno ni malo, sino construido en infinidad de variaciones posibles a lo largo de la historia y los lugares.
Pero aquí, estos personajes, nos recuerdan, que cuando el arquetipo universal se instala en una cultura y sobre todo se hace modelo, entonces la cosa se restringe y se focaliza en la energía y valores que transmite ese modelo.
Comentaba el trabajo de los etnopsiquiatras que se interesan por los valores culturales de los individuos que tratan, como Tobie Nathan con su trabajo sobre los sueños. Y por ello les dije que podían reflexionar sobre el hecho de haber elegido un determinado personaje y no otro, en el sentido de que todo ello habla de nosotros y da respuestas, respuestas que finalmente solamente el propio autor del sueño o del síntoma, puede concluir.
Otros experimentos llevados a cabo en el taller, en este caso trabajando la idea de colectivo y la energía del cabello

jueves, 9 de febrero de 2017

Taller de pelos

El día de mi boda, me casé de negro y me frieron el pelo en la peluquería, me sentía miserable

Hace un par de años, estando en clase con mi compañera Marta Lage comentábamos que las estudiantes prácticamente todas tienen el cabello largo, es cierto. En nuestro contexto cultural el cabello largo y generalmente liso es muy habitual en las jóvenes. Esta apreciación y el encontrar el otro día un pequeño vídeo en que se enseñaba a hacer recogidos en el pelo de una niña, me llevó a pensar que podía ser buena idea desarrollar en clase un taller de pelos.
Así que vimos en el aula la performance de Marina Abramovic y Ulay en que se ve cómo permancieron un montón de horas con sus cabezas unidas por una coleta compartida y, luego estuvimos hablando de la posibilidad de hacer el taller. 
La idea que trabajamos es dejar fluir absolutamente la creatividad, de tal forma que podamos realizar construcciones con el pelo, podamos colocarle objetos, cambiarle de color (mejor con sustancias no abrasivas y que se puedan retirar fácilmente). También será posible jugar a enlazarse unos con otros. Lanas, objetos, casi todo tiene cabida (comida, frutas a lo Carmen Miranda...). En la clase hay ese micro grupo de chicos que no tienen el cabello largo, así que aquí se tratará de un buen reto ver qué inventan.
Trabajaremos en equipo y también individualmente, con respeto de todos.
El cabello es un símbolo de fuerza, se corta para humillar y simbólicamente hay una larga tradición que indica la importancia del pelo y los atributos y valores culturales que ha ido encarnando en según qué sexo y sistema social (erotismo en las mujeres si se dejaba descubierto hace un tiempo, rebeldía en los hombres si se le permitía crecer, en bastantes contextos).
El trato dado al pelo, como a tantas otras cosas, ha ido cambiando y cambia y es diferente según dónde estamos. Es algo sencillo por otra parte, lo tenemos todos, y puede acomplejar si no se adecua a la moda del momento, al grupo de pertenencia. Por llevar el cabello inadecuadamente uno puede acabar hasta en la cárcel, dependiendo de dónde se encuentre.
Encontrar un peinado que nos identifica por encima de tendencias de la moda puede ser un gesto de reafirmación personal.
Y se puede a alguien tomar el pelo, por su pelo (pensad las bromas en torno a nuestro Sr. Trump y su panocha).

miércoles, 8 de febrero de 2017

Proyecto "Yo visto a mi maestra" #Dresslikeawoman

Con mi vestido del martes de la performance "Ente-Pato corporativo"
Leí una noticia, una nueva medida del Sr. Trump diciendo que pide a las empleadas de la Casa Blanca que se vistan como mujeres. Eso me dejó perpleja, luego estuve ojeando las fotos que han empezado a poblar las redes sociales en respuesta a tal petición. Con el lema #Dresslikeawoman diferentes mujeres colocaron imágenes de lo más variopintas acerca de lo que sería una estética de "mujeres".
Algunos datos físicos para que me puedan vestir
Eso me hizo recordar una performance que desarrollé con mi compañera María Román durante el curso 2006/2007 en la que trabajamos el asunto del uniforme de maestra, inventándonos cinco uniformes para vestir cada día de la semana, con el guiño de ir vestidas igual o con los colores intercambiados. A través de esta performance sencilla y que se instaló en el tiempo, observamos las reacciones ante la repetición de una vestimenta y en la reiteración en dos mujeres vestidas igual en el ámbito académico, dentro de una pauta de "normalidad". Eso nos hizo reflexionar mucho sobre la identidad de género y los papeles que se espera de cada uno. Intercambiamos en interesantes conversaciones en aquellas comidas en que nos encontrábamos en los espacios de la universidad vestidas de forma gemelar.
Pues bien, este Sr. Trump está consiguiendo reacciones muy creativas en el mundo del arte y como no quiere la cosa se está convirtiendo en fuente de inspiración. Suele pasar, ante las provocaciones que coartan libertades, los humanos tenemos una gran capacidad de reacción desde la poética.
El día siguiente a la noticia tenía clase de educación artística, así que me vestí con el uniforme del martes de la antigua performance que os comento, #Dresslikeawoman. Lo elegí porque era mi vestido favorito y además el año en que lo usé ese día tenía mi clase de sueños, otro plus a que me gustara tanto.
Y en la clase de educación artística de este año propuse lo siguiente:
Unas sencillas normas para vestirme
Que los estudiantes se encarguen de vestirme para las clases de los lunes. Llegarán con mi ropa y me cambiaré en el baño. Cuando termine la clase me volveré a cambiar y les devolveré la ropa. 
Pusimos unas normas sencillas para evitar sorpresas. Como unas instrucciones de uso.
Me siento muy motivada dejándome en sus manos, un poco como una muñeca a la que se le ponen vestidos, creo que va a ser un espacio brutal para la reflexión mutua.
Espero que nos sirva para indagar sobre imagen, cultura visual, identidad, roles en la enseñanza  y proceso artístico. Como laboratorios humanos que somos.
No se trata de disfrazarme, aunque pueden hacer lo que quieran, se trata de vestirme. Todo lo que nos ponemos los humanos es disfraz y nos etiqueta y nos mete en grupos definidos, todo. Es verdad que el hábito no hace al monje pero en general a alguien con hábito se le trata como un monje. A los judíos se les puso la estrella amarilla en la segunda gran guerra y luego se les intentó exterminar. A ver qué incuban y cómo nos sorprendemos cada semana.
Ojalá que la experiencia nos lleve por un camino de descubrimiento mutuo, en mi clase hay muchas mujeres, con lo cual espero también que la proyección de la sombra psíquica sea benévola, y su ánimus interno amoroso, de los pocos hombres que tiene el grupo también aguardo lo mejor.
En cualquier caso confío en ellos.

sábado, 4 de febrero de 2017

Receto diez minutos de baile en cada clase

Primera pizarra del año
La semana pasada iniciamos nuestra andadura en Educación Artística. Al final de la clase me sorprendí sin gorro que me cubriera el séptimo chakrita y creo que esto puede ser tendencia este año, dejar respirar y en confianza este territorio, permitir la conexión aérea...
En fin cada grupo tiene su energía. Doy gracias, todo es bueno.
Iniciamos y muy pronto quedó en evidencia que nos cuesta mucho dejar la vergüenza a un lado (la tóxica) sobre todo cuando se trata de fluir y de movernos frente a otros. Me acordé de lo que pasó el último año bailando para conjurar la bruja, lo pasamos muy bien, pero costó un poquito.
Las vergüenzas que arrojamos como pudimos
Estamos acostumbrados a llegar a clase y someternos a la silla y ahí permanecer estoicamente lo que haga falta. Normal, son muchos años aprendiendo este papel como para ahora cambiar de un día para otro.
Yo misma tengo mi vergüenza, ya lo he visto, porque cuando propuse un gesto performático de coger alguna cosa y lanzarla como para desembarazarnos de esa vergüenza castradora, tampoco yo me vi muy suelta.
Así que en fin, quedaron recetados para todos diez minutos de baile por clase. Cada vez será un grupo diferente que elija la música que le guste y ahí cada cual nos adaptaremos. Y la tribu bailará junta. Luego analizaremos las imágenes porque así trabajamos la cultura visual y rescatamos las perlas y los cardos.
Como iniciamos así con el baile, y enlazando con la cultura visual nos pusimos el lunes pasado a analizar la danza del Sr Trump y esposa (sí ya sabemos que se está hablando mucho del susodicho, qué le vamos a hacer) y observamos que la versión era la de Sinatra y lo distinta que es a la original francesa de Claude François, y vimos que el texto de Sinatra es oda al llanero solitario que lo hace todo "a su manera", y que versionando nuestro Rafael, le sigue. Y que la versión francesa es una oda al fingimiento y el desamor, y que todos los que la versionan son latinoamericanos (La Lupe, Gloria Lasso, Alberto Cortez)... Esto dio para reflexionar del aspecto cultural de las canciones, siempre presente, y de la identidad de los grupos humanos, presente en imágenes y en palabras.
Yo me pillé en un renuncio diciendo que me llamaba la atención que Claude François cantara algo así siendo hombre (derrotista y soportando un flagrante desamor) a su señora, y luego nos escuchamos una vez más y atentos la letra para tomar conciencia de que también podía tratarse de "su señor".
En fin que tenemos mucho camino por delante para poner conciencia y alegría al curso que se nos presenta en este tiempo de sol invictus.
Mis botas posbolonias también marchaban "A su manera". Si lo hubieran sabido...