martes, 10 de mayo de 2016

Educación artística, imaginario, performance viva

Estamos en la recta final de un proceso apasionante, este año hemos trabajado en educación artística con el cuento de hadas Blancanieves, nos hemos enfrentado al problema del mal, de la inocencia y a la forma en que los cuentos de hadas reflejan nuestra vida, y por ello continúan de plena actualidad. A lo largo de las clases, desde que observamos cómo afrontar el miedo que nos transmiten nuestros sueños con un antídoto, pasando por los disfraces que no lo parecen y los colores que imaginamos encarnan un arquetipo del cuento, a nuevos antídotos ante tanta maldad y muerte y un baile para conjurar un mal encuentro, hemos paseado y llegado incluso a realizar una salida arquetípica, poblada de experiencia, de performance de vivencia.
Ahora estamos aquí, terminando, concluyendo. Hemos aprendido a ponernos de acuerdo, cosa que no es fácil porque cada cual tiene su pequeño carácter. Pero lo hemos conseguido. Del grupo salió la idea de hacer un audiovisual que reinterpretara el cuento y de las iniciales imaginaciones donde ya nos veíamos entrando en Hollywood por la puerta grande (mi amiga Diana que trabaja allí en la escuela de cine nos colaría un poco), bueno pues de eso la cosa se ha ido haciendo proceso y proceso, y ha sido muy verdadero y muy paso a paso y cada cual puso la energía que sintió e invirtió el tiempo que quiso o pudo. Pues el tiempo es lo más valioso que tenemos.
El próximo jueves 12 realizaremos una acción, como propuso Silvia a la forma de las reuniones de adictos (o ex adictos) adaptada al formato aula. En esta acción Blancanieves y la bruja se transmitirán mutuamente su esencia y se harán una. La bruja se clarificará y verá que en sí tiene luz y capacidad de bien. Y Blancanieves se oscurecerá, y sabrá que si no es mala es porque no le da la gana, y que es fuerte, y que podría hacer mucho daño, pero mejor es que su energía sea justa para protegerse a ella y a los demás. No hace falta enfadarse. No nos enfademos, dejemos que se nos deslice la alegría y ante el mal, saquemos la firmeza, si hace falta que se vea nuestro fuego, pero sin enfadarnos.