El día de mi boda, me casé de negro y me frieron el pelo en la peluquería, me sentía miserable |
Hace un par de años, estando en clase con mi compañera Marta Lage comentábamos que las estudiantes prácticamente todas tienen el cabello largo, es cierto. En nuestro contexto cultural el cabello largo y generalmente liso es muy habitual en las jóvenes. Esta apreciación y el encontrar el otro día un pequeño vídeo en que se enseñaba a hacer recogidos en el pelo de una niña, me llevó a pensar que podía ser buena idea desarrollar en clase un taller de pelos.
Así que vimos en el aula la performance de Marina Abramovic y Ulay en que se ve cómo permancieron un montón de horas con sus cabezas unidas por una coleta compartida y, luego estuvimos hablando de la posibilidad de hacer el taller.
La idea que trabajamos es dejar fluir absolutamente la creatividad, de tal forma que podamos realizar construcciones con el pelo, podamos colocarle objetos, cambiarle de color (mejor con sustancias no abrasivas y que se puedan retirar fácilmente). También será posible jugar a enlazarse unos con otros. Lanas, objetos, casi todo tiene cabida (comida, frutas a lo Carmen Miranda...). En la clase hay ese micro grupo de chicos que no tienen el cabello largo, así que aquí se tratará de un buen reto ver qué inventan.
Trabajaremos en equipo y también individualmente, con respeto de todos.
El cabello es un símbolo de fuerza, se corta para humillar y simbólicamente hay una larga tradición que indica la importancia del pelo y los atributos y valores culturales que ha ido encarnando en según qué sexo y sistema social (erotismo en las mujeres si se dejaba descubierto hace un tiempo, rebeldía en los hombres si se le permitía crecer, en bastantes contextos).
El trato dado al pelo, como a tantas otras cosas, ha ido cambiando y cambia y es diferente según dónde estamos. Es algo sencillo por otra parte, lo tenemos todos, y puede acomplejar si no se adecua a la moda del momento, al grupo de pertenencia. Por llevar el cabello inadecuadamente uno puede acabar hasta en la cárcel, dependiendo de dónde se encuentre.
Encontrar un peinado que nos identifica por encima de tendencias de la moda puede ser un gesto de reafirmación personal.
Y se puede a alguien tomar el pelo, por su pelo (pensad las bromas en torno a nuestro Sr. Trump y su panocha).
Qué gran idea maravillosa para trabajar en un taller. Aporto que en la última película que hicimos con Poligonera (grupo de compañeras y compañeros de Bellas Artes) había un pintor de pelos y encontramos 2 cuadros antiguos hechos con pelos eran paisajes.
ResponderEliminarGracias Marta por apreciarlo, ojalá que podamos compartir más aventuras juntas como el en tiempo del taller de las muñecas, un abrazo
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