Primera pizarra del año |
La semana pasada iniciamos nuestra andadura en Educación Artística. Al final de la clase me sorprendí sin gorro que me cubriera el séptimo chakrita y creo que esto puede ser tendencia este año, dejar respirar y en confianza este territorio, permitir la conexión aérea...
En fin cada grupo tiene su energía. Doy gracias, todo es bueno.
Iniciamos y muy pronto quedó en evidencia que nos cuesta mucho dejar la vergüenza a un lado (la tóxica) sobre todo cuando se trata de fluir y de movernos frente a otros. Me acordé de lo que pasó el último año bailando para conjurar la bruja, lo pasamos muy bien, pero costó un poquito.
Las vergüenzas que arrojamos como pudimos |
Estamos acostumbrados a llegar a clase y someternos a la silla y ahí permanecer estoicamente lo que haga falta. Normal, son muchos años aprendiendo este papel como para ahora cambiar de un día para otro.
Yo misma tengo mi vergüenza, ya lo he visto, porque cuando propuse un gesto performático de coger alguna cosa y lanzarla como para desembarazarnos de esa vergüenza castradora, tampoco yo me vi muy suelta.
Así que en fin, quedaron recetados para todos diez minutos de baile por clase. Cada vez será un grupo diferente que elija la música que le guste y ahí cada cual nos adaptaremos. Y la tribu bailará junta. Luego analizaremos las imágenes porque así trabajamos la cultura visual y rescatamos las perlas y los cardos.
Como iniciamos así con el baile, y enlazando con la cultura visual nos pusimos el lunes pasado a analizar la danza del Sr Trump y esposa (sí ya sabemos que se está hablando mucho del susodicho, qué le vamos a hacer) y observamos que la versión era la de Sinatra y lo distinta que es a la original francesa de Claude François, y vimos que el texto de Sinatra es oda al llanero solitario que lo hace todo "a su manera", y que versionando nuestro Rafael, le sigue. Y que la versión francesa es una oda al fingimiento y el desamor, y que todos los que la versionan son latinoamericanos (La Lupe, Gloria Lasso, Alberto Cortez)... Esto dio para reflexionar del aspecto cultural de las canciones, siempre presente, y de la identidad de los grupos humanos, presente en imágenes y en palabras.
Yo me pillé en un renuncio diciendo que me llamaba la atención que Claude François cantara algo así siendo hombre (derrotista y soportando un flagrante desamor) a su señora, y luego nos escuchamos una vez más y atentos la letra para tomar conciencia de que también podía tratarse de "su señor".
En fin que tenemos mucho camino por delante para poner conciencia y alegría al curso que se nos presenta en este tiempo de sol invictus.
Mis botas posbolonias también marchaban "A su manera". Si lo hubieran sabido...
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