lunes, 5 de febrero de 2018

Lo que Caperucita llevará en su cesta para sí misma, no para la abuela


El cuento de Caperucita Roja tiene diversas versiones, seguramente la más conocida en las escuelas es la versión de los hermanos Grimm en que un cazador finalmente rescata a nieta y abuela de la tripa del malvado lobo. También sabemos de otra versión bastante más dura de soportar en que el cuento termina con un "y se la comió". Es la de Perrault y se suele decir que se trata de una versión moralizante del cuento, para que las niñas no hablen a desconocidos y tengan cuidado con no aventurarse a disfrutar demasiado de la vida, tomando el camino más largo y recogiendo flores.
Una versión más antigua, el cuento de la abuela, presenta una Caperucita que se burla del lobo y consigue escapar, no sin antes haber comido carne y bebido sangre de la abuela, ofrecida por el lobo. Esta sería la versión olvidada, la más desagradable de todas.
El pasado día dos de febrero comenté a mis estudiantes, vistiendo mi capa caperucil, que he llevado años investigando y trabajando creativamente con el cuento de Caperucita, pero nunca hasta ahora lo he planteado para trabajar con él en clase. Y les dije que verdaderamente creo que me sería muy bueno que lo hiciéramos... así que como pareció que la idea no disgustaba, les propuse arrancar con el asunto.
Imaginemos a una niña que lleva la capucha que le regaló su abuela, que no tiene nombre y se la conoce por la capucha (Caperucita Roja). Visualicemos a esa niña (como de 8 años) que se va a atravesar el bosque para llevar un refrigerio a la abuela que está enferma y vive al otro lado de un incierto camino. No sabemos nada de su padre, y su madre tan tranquila la envía a pasar ese bosque donde la acechará un lobo. 
A Caperucita se le ha dicho que cumpla su misión y que haga lo correcto. Y que afronte ella el viaje en soledad.
Aquí arranca la aventura, nuestro común viaje.
Y yo os propongo: que incubemos un objeto que Caperucita pueda llevar en su cesta, para sí misma, no para su abuela. Que le ayude a superar tan heroíco ritual de paso y la traiga ilesa aunque transformada. 
Así que os animo a que incubéis el asunto, que os imaginéis como esa misma Caperucita/Caperucito, dispuestos a iniciar la gesta, a cruzar el bosque, y que palpéis en esa cesta, ese objeto que os va a ayudar a llegar a buen puerto.
Traed a clase el día 9 de febrero, y tras rebuscar por cajones: algo para abocetar, papel, lápices de colores (mejor ir ya abocetando esta semana). Para la construcción del objeto y tras lo incubado, puede ser todo tipo de material, telas, hilos para coser y ensamblar, maderas, objetos de plástico, pasta moldeable que endurece, piedras, pintura etc etc. 
Lo más importante de todo este proceso es incubar bien. Todos somos Caperucita y en nuestra cesta, pronto,  llevaremos algo que nos va a ayudar.

PD el 2 de febrero Alicia nos contó a toda la clase el cuento en la versión de Grimm, fue muy bonito. Gracias Alicia

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