Con mis estudiantes de Educación Artística, antes de despedirnos para las vacaciones de Semana Santa saludando posboloñilmente |
En la última clase de Educación Artística, trabajamos acerca de los modelos de profesores, el profesor que querríamos ser. Hicimos maquetas bidimensionales del aula ideal, vinimos vestidos de profesor/alumno, y vimos el capítulo 3 de la serie Merlí, a propuesta del grupo anfitrión.
Pero de lo que quiero hablar es del punto en que escribieron en la pizarra las características que tendría a juicio de la clase el profesor ideal, y son las que se pueden ver en la imagen que acompaña. Luego se preguntaron si habían conocido a alguno así, y nadie asintió, así que el grupo anfitrión dijo que estaba en manos de ellos llegar a serlo.
Me hizo pensar mucho lo que ocurrió, y desde luego me di cuenta que aunque pueda esforzarme por reunir esos valores, soy humana, y de hecho, ese día había perdido la paciencia en un momento dado y lo había dicho...
A partir de ahí me puse a reflexionar sobre el estudiante ideal, y me di cuenta que para mi un estudiante ideal, es el que quiere aprender y muestra interés por lo que transmito y me hace por lo tanto sentir útil en mi trabajo, y a lo largo de mis veinte años de profesión he tenido la suerte de encontrar a un buen número de estudiantes ideales, que me han hecho muy feliz y útil y a los que estoy muy reconocida.