martes, 6 de mayo de 2014

Cuando cambia el contexto


Estoy muy feliz con mis estudiantes, cada año desde hace unos pocos (después de una crisis de esas que pasamos algunas veces en la vida) me reafirman que son de lo mejor que me pasa en mi vida.
Aprendo siempre de ellos, me ayudan mucho a vivir. Como los sueños, de otra forma. Son mi tribu, mi familia ampliada en un sentido muy posmoderno y posbolonio de la cosa.
Hace poco pasó algo muy interesante en una clase de educación artística en primaria. Habíamos quedado en que coseríamos una frase de un sueño. Ya habíamos hecho un estado alfa y les comenté que cosiendo también se producen ondas cerebrales alfa. Esa tarde ellos sugirieron salir a uno de los jardines interiores a desarrollar la actividad y ahí pasamos la tarde. Fue estupendo. En pequeños grupos cosían y les escuché hablar de sueños, algo se produjo, ancestral, hermoso, verdadero, algo de lo que a mi me gustaría que ocurriera en la universidad como campo de transformación de lo humano. Varios de los chicos y chicas comentaron que era la primera vez que cosían. Se estaban enseñando unos a otros y lo que digo, en esos pequeños corrillos se compartía lo que a veces no es tan fácil en un corro más amplio, pero que indudablemente abre posibilidades a otras interacciones. Me enseñaron mucho de flexibilidad, de confianza, de fluir y de innovación en lo sencillo (aparentemente). Mi amiga Nati me contó que en Finlandia en las escuelas se enseña a coser y también cocina. En eso sí que me gustaría copiar el sistema finés.







miércoles, 26 de marzo de 2014

Crear con el material que encuentras aprovechando profundamente la experiencia

Los compañeros de Héctor cuando hicimos el cuento objeto
Construimos una especie de dragón
Hace poco mi amiga Nati me preguntaba de un posible taller de reciclaje a realizar con niños de seis años, entonces yo me acordé de una experiencia estupenda que tuve hace mucho, cuando mi hijo era pequeño y yo estaba estudiando el título propio de Experto en Educación Artística en la UCM. Entonces diseñé una actuación basada en el trabajo con la propia imagen y la imagen del otro. Los niños tenían entre siete y ocho años, y eran compañeros de Héctor. El colegio, público, el Menéndez Pelayo, junto a Atocha. Trabajamos como cuatro sesiones, en las primeras realizaron un ejercicio de autorretrato con los materiales que había en la clase, tanto de papeles como de pinturas y luego se pusieron a hacer un retrato del compañero. Fue un trabajo de autodescubrimiento y de reconocimiento y empatía con el otro. A partir de ahí comencé a trabajar también la idea de la observación de "lo más hermoso del compañero" a través de la mirada atenta y el dibujo. También hicimos "fotomatones" dibujos rápidos del otro que cambiaba y se movía. Fue muy divertido.
Luego reunimos todo ese material y decidimos que podíamos hacer una obra colectiva, entonces buscamos papeles, cartones, cartulinas, cuerdas, papel de regalo, etc... e hicimos un cuento objeto bastante grande. Era un objeto tridimensional y han pasado más de quince años de aquello, de momento no he encontrado la foto final. El cuento objeto lo doné al Museo de Arte Infantil del MUPAI en la UCM, me parecía un buen destino para la obra.
También este tótem
Lo más interesante fue justamente cómo se produjo todo el proceso, cómo trabajamos con lo que teníamos y lo más importante era lo que íbamos descubriendo, conceptualmente fue un trabajo muy potente de incidir en la identidad.

El dragón en la soledad de la playa










Hace poco estuve con Rita y su padre en la playa, era en Picardie, la playa estaba bastante desierta pero había restos abandonados por las olas y nos animamos a realizar unas construcciones con aquello que íbamos encontrando. Rita que tiene tres años y medio se puso a la faena con entusiasmo. Cada cual aportó lo suyo, el padre como es arquitecto probablemente, tenía más la idea de los volúmenes y el espacio y llevó grandes objetos pesados, pero también se entretuvo en lo pequeño, y Rita fue descubriendo y lo mismo llevaba pequeñas cosas, que cambiaba de sitio lo que habíamos puesto, o arrastraba como podía objetos pesados.
Al final parece que construimos una especie de objetos totémicos, fue muy divertido y me pareció que realmente hacer algo plástico en familia, puede ser gratificante y muy sencillo. La escuela a mi entender podría evolucionar hacia lo mejor que tiene la familia, y actividades de este tipo, seguramente ayudarían.

martes, 11 de febrero de 2014

Inauguro una exposición caperucil

El Chaperon de la bellota, 2012
Queridos amigos, compañeros, estudiantes, actuales y antiguos, en todos los sentidos de la frase que encabeza, presentes siempre.
El próximo día 14 inauguro una exposición que reflejará el trabajo que llevo desarrollando desde 2010 en torno al cuento de Caperucita.
Es una exposición de incubación lenta, y que me hace muy feliz poder compartir ahora.
Es un proceso principalmente pictórico el que muestro y ahí reivindico para mi misma mi vocación y mi ser de niña que se imaginaba adulta y pintando, en el oficio vaya, en ese oficio que a veces la contemporaneidad parece que olvida. Mi bellota.
He partido del cuento de hadas Le Chaperon Rouge, que viene de la tradición oral francesa como primer referente europeo pero del que se encuentran versiones en todo el planeta, haciendo eco a la teoría de lo inconsciente colectivo.
A través de este cuento elaboro y repienso mi tradición personal, mi historia familiar de mujeres, mi madre, mi abuela, mis tías de crianza, y la relación con el ánimus, muchas veces negativo (parafraseando a mi madre: "hija, las mujeres de nuestra familia hemos tenido siempre muy mala suerte con los hombres"). Y yo pienso, principalmente con el hombre interno que hace tanta falta cuidar y sanar.
En fin, como creo también en la figura del artista educador que tiene esta doble vocación y profesión. Porque también le debo mucho aprendizaje intelectual y humano a mi trabajo como docente, esta es una ocasión de decir que agradezco lo que he podido elaborar gracias a tantos y maravillosos intercambios con mis estudiantes y colegas. 
La exposición podrá visitarse durante dos meses en la casa de la abuelita, os animo a pasar por allí y si venís el 14 será estupendo. 

sábado, 25 de enero de 2014

Iniciando la caza de Barba-Azul

Hemos iniciado semestre con el grupo de Educación Artística de la especialidad de Educación Infantil.
Son todo mujeres, por primera vez en mis casi quince años en la universidad primera vez que no hay ni un hombre en la clase.
Me pareció que podía ser una ocasión para trabajar transversalmente el tema del depredador natural de la psique, el ánimus negativo que según la teoría del psicoanálisis analítico, habita en cada mujer, para cazarlo, y transformarlo en un ánimus positivo, un compañero y un reforzador, un guía interno.
Expuse mi trabajo personal con el ánimus negativo mediante la creación artística, concretamente a partir del cuento de hadas Le chaperon rouge (Caperucita Roja) y el trabajo performático vinculado también al Uniforme posbolonio.
Entradas ya en materia. Narré el cuento, y la energía de la sala cambió y produjo un gran movimiento interno en todas nosotras. Los arquetipos activados, se movilizaron, y de hecho cuando en el cuento estaban por llegar los hermanos salvadores, Alicia, compañera de la UAM, abrió la puerta, para pedirme: una llave.



Algunas otras versiones del cuento:







Libro básico para trabajar imaginario: Jung, El hombre y sus símbolos