viernes, 2 de marzo de 2012

Viviendo de etiquetas


En la clase del pasado lunes, cuando estábamos reflexionando en grupo, apareció para mi el asunto de las "etiquetas" en la escuela. Esto fue mientras hablábamos de la educación emocional y sensorial en el sistema educativo. 
Yo pienso que en general, la escuela no es un lugar donde se atienda a estos espacios de desarrollo humano, más bien todo lo contrario. Suele ser un sitio donde se trata de cubrir un curriculo cargado de contenidos cognitivos, con un estricto calendario a cumplir y donde queda poco espacio para escuchar a los sentidos y las emociones. Además la reflexión tampoco es muy atendida en la escuela. Hemos pasado de un sistema muy coercitivo y exigente, que recuerdo del colegio en mi infancia, a otro más flexible, pero igualmente alienante.
Las personas llegan a la Universidad o a los estudios superiores y la escuela no ayudó a conocerse más a sí mismas de una manera global, ni entender el mundo. No es tan raro que muchos jóvenes no sepan qué hacer, a qué dedicarse, qué les sale bien y les gusta, qué les apasiona, cómo quieren vivir.
La compañera Estela comentó que en el practicum del que han vuelto hace poco, y en su colegio, sí se atendía lo emocional, mencionó el caso de un niño autista. Los compañeros y la profesora se preocupaban de cómo se sentía, de qué expresaba, trataban de colaborar y ayudar...
Nunca me han gustado las etiquetas, lo suelo comentar en relación a mi experiencia con la infancia de mi hijo, y los niños de "compensatoria" que estaban apuntados en un papel en la entrada de la clase. Siempre me pareció terrible, cruel, discriminatorio y contraproducente.
Me pregunto qué sucede con los otros niños de la clase en que ha hecho sus prácticas Estela. Pero también me quedé pensando en que de alguna forma, el "etiquetado" como autista, funciona como un catalizador de una necesidad de escuchar lo emocional, o de dar lugar a esta forma de conocer la vida, a uno y a los otros. En esta reflexión me acordaba de mi colega psicopedagoga Marian, cuando en su interpretación simbólica de los procesos de aprendizaje, piensa que lo que ocurre en los niños diagnosticados, no es sino el reflejo de algo de lo que participa el sistema educativo en torno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario