En nuestra última clase, de repente, una compañera tomó consciencia de que estábamos por el tiempo de Carnaval y entonces propuso que viniéramos a clase disfrazados. Es verdad a los niños les encanta disfrazarse y a los adultos, con nuestro niño interno ahí apostado, pues también.
Entonces yo os conté el trabajo que hemos hecho alguna vez en que tomamos conciencia de que siempre vamos disfrazados, que cada prenda, cada gesto es cultural y a la vez una construcción muy propia y cómo en esas ocasiones, he propuesto a los compañeros que indicaran momentos de la vida para el que nos colocamos en un papel y una iconografía determinada... y decían: para ir a misa, para ir al baile, para ir de copas, para un funeral, para ir al médico, a la playa, a presentar un programa de la tele... qué divertido. Pero no lo sabían, luego sorteábamos los "para" y había que venir a clase del para en cuestión pero con la mayor coherencia posible, no fuera a parecer un disfraz.
Esta actividad es realmente muy divertida e interesante, se ven muchas cosas, caemos en la cuenta de muchos aspectos visuales que están ocultos en gestos inconscientes.
Pero esta vez, vamos a ir más allá, un paso más, más sutil, más profundo, mis valientes.
Vamos a buscar traer el próximo jueves, vestidos y uncidos de otra identidad, porque llevaremos algo que no llevamos normalmente, haciéndonos pasar por un otro (en toda coherencia), que nos haga sacar de su guarida al niño interno y que se alegre. Poniéndonos en la piel de otra persona, de algo que no somos normalmente pero que hemos deseado y hasta ahora no hemos conseguido.
Ha de ser muy sutil, es así, es un disfraz pero no lo ha de parecer, solo los que nos conocen lo van a notar.
Nos habitan tantos personajes, tantos yo están en nosotros... saquemos de la sombra un aspecto y que se haga la luz.
PD como os he estado indicando en facebook recomiendo mucho ir asumiendo esa identidad días antes para que adquiera la normalidad necesaria, la "normalidad" es fundamental en estos casos.
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