Cada día somos más conscientes de que todos llevamos un niño/niña interno que nos acompañará hasta nuestra muerte. El ser infantil que fuimos, vulnerable, todavía alucinado de ser en este extraño mundo, adaptándose, creativo, magnífico pero también lleno de miedos.
De adultos a veces esa criatura aflora cuando no lo desearíamos y nuestros cuerpos grandes hacen rabietas y se comportan como críos, en cuerpos curtidos, qué cosa más extraña, qué anacronismo. Y nos pasa. Otras ese ser infantil nos hace dar piruetas y sorprende al entorno y a nosotros con salidas magníficas, con respuestas inesperadas, con mucha alegría de vivir.
Es a esa parte interna que vamos a dedicarnos esta semana.
Buscaremos una foto querida que nos acompañará junto a la cama y la llevaremos a clase el día en que nos afanaremos por hacer un trabajo para ella.
Con un trozo de tela, hilo (elegiremos el color), dedal, tijera, bordaremos una frase, una frase que la reconforte, que la potencie, que la ampare, que la propulse, que la acune. Una frase incubada a lo largo de esta semana y que llevaremos escrita en un papel.
Así coseremos, porque cada día se cose menos, ya ni muchas chicas saben coser ¿Qué pasó? Cultura de comprar y tirar, no zurcimos la ropa, que se rompe más que nunca.
Pero coser genera ondas alfa en nuestros cerebros y nos hace mucho bien, y conecta con la tradición de lo femenino y la ensalza y dignifica, coser es saludable.
Os recomiendo una lectura si queréis trabajar el niño interno: Recuperar el niño interior. AAVV. Kairós, todo futuro maestro/maestra haría bien en mirarse el niño interno, todo ser humano, porqué no.
Si todos lo miráramos igual no habría escritores como Simone de Beauvoir diciendo en La mujer rota "Los niños nunca son otra cosa que semillas de canallas" (he leído que el 5% de los niños que maltratan a sus padres terminarán siendo profesores de universidad).
Justamente hoy he cosido un bolsillo y zurcido un pantalon y confirmo que cada vez que lo hago me siento bien. En el proceso me reconozco como parte de las mujeres de mi familia que después de recoger la cocina se reunían alrededor de la mesa camilla con brasero a coser y hacer punto o ganchillo mientras charlaban o escuchaban la radionovela. Mientras jugábamos alrededor. Aprendí con mis tías y mi abuela a tejer y hay veces que aún me lo pide mi niña interna. Lamento ser escéptica respecto a la relación entre el maltrato y la docencia universitaria, aunque pensándolo bien se oye cada cosa....
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ResponderEliminarEs cierto que todos llevamos un niño interior, cada vez que veo a mis padres (2 veces al año ) porque están en Perú, me siento pequeña otra vez...
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