Los compañeros de Héctor cuando hicimos el cuento objeto |
Construimos una especie de dragón |
Hace poco mi amiga Nati me preguntaba de un posible taller de reciclaje a realizar con niños de seis años, entonces yo me acordé de una experiencia estupenda que tuve hace mucho, cuando mi hijo era pequeño y yo estaba estudiando el título propio de Experto en Educación Artística en la UCM. Entonces diseñé una actuación basada en el trabajo con la propia imagen y la imagen del otro. Los niños tenían entre siete y ocho años, y eran compañeros de Héctor. El colegio, público, el Menéndez Pelayo, junto a Atocha. Trabajamos como cuatro sesiones, en las primeras realizaron un ejercicio de autorretrato con los materiales que había en la clase, tanto de papeles como de pinturas y luego se pusieron a hacer un retrato del compañero. Fue un trabajo de autodescubrimiento y de reconocimiento y empatía con el otro. A partir de ahí comencé a trabajar también la idea de la observación de "lo más hermoso del compañero" a través de la mirada atenta y el dibujo. También hicimos "fotomatones" dibujos rápidos del otro que cambiaba y se movía. Fue muy divertido.
Luego reunimos todo ese material y decidimos que podíamos hacer una obra colectiva, entonces buscamos papeles, cartones, cartulinas, cuerdas, papel de regalo, etc... e hicimos un cuento objeto bastante grande. Era un objeto tridimensional y han pasado más de quince años de aquello, de momento no he encontrado la foto final. El cuento objeto lo doné al Museo de Arte Infantil del MUPAI en la UCM, me parecía un buen destino para la obra.
También este tótem |
Lo más interesante fue justamente cómo se produjo todo el proceso, cómo trabajamos con lo que teníamos y lo más importante era lo que íbamos descubriendo, conceptualmente fue un trabajo muy potente de incidir en la identidad.
El dragón en la soledad de la playa |
Hace poco estuve con Rita y su padre en la playa, era en Picardie, la playa estaba bastante desierta pero había restos abandonados por las olas y nos animamos a realizar unas construcciones con aquello que íbamos encontrando. Rita que tiene tres años y medio se puso a la faena con entusiasmo. Cada cual aportó lo suyo, el padre como es arquitecto probablemente, tenía más la idea de los volúmenes y el espacio y llevó grandes objetos pesados, pero también se entretuvo en lo pequeño, y Rita fue descubriendo y lo mismo llevaba pequeñas cosas, que cambiaba de sitio lo que habíamos puesto, o arrastraba como podía objetos pesados.
Al final parece que construimos una especie de objetos totémicos, fue muy divertido y me pareció que realmente hacer algo plástico en familia, puede ser gratificante y muy sencillo. La escuela a mi entender podría evolucionar hacia lo mejor que tiene la familia, y actividades de este tipo, seguramente ayudarían.
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