Las dos imágenes que acompañan esta reflexión se tomaron a principios del mes de octubre, un sábado que teníamos un taller de sueños en el campus.
Ese sábado salimos a tomar nuestra comida picnic porque el día era soleado, y nos encontramos que como el día anterior se había celebrado un botellón, el campus estaba lleno de basura.
Buscando dónde situarnos, avergonzada de la imagen que la universidad estaba dando a personas que visitaban por primera vez los recintos, encontramos que frente al rectorado el césped estaba limpio, milagrosamente a salvo de toda esa porquería que sembraba los otros espacios. Me quedé pensando cómo pudo ser y se me ocurrieron tres posibilidades:
- Se limpió solamente ese espacio rápidamente ya que correspondiendo al espacio frente al rectorado se le dotó de tal privilegio.
- Los participantes en el botellón no pudieron dejar sus restos ahí porque guardias de seguridad escoltaban tal zona.
- Los participantes en el botellón decidieron de forma más o menos consciente respetar los espacios verdes frente al rectorado, afectados por la presencia simbólica de los órganos de gobierno en tal edificio.
Podéis apostar por una de estas posibilidades o sugerir otras más. En cualquier caso, las imágenes son lo más expresivo.
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